Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Dejémonos
alcanzar, pues, por el mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz
gloriosa, que disipa las tinieblas del miedo y de la tristeza. Jesús resucitado
camina junto a nosotros. Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman”, lo
dijo el Papa Francisco en su alocución antes de rezar la oración mariana del
Regina Coeli, de este 22 de abril, Lunes de la Octava de Pascua.
¿Por
qué buscan entre los muertos al que está vivo?
En
su reflexión y comentario al Evangelio del día, el Santo Padre recordó que hoy,
y a lo largo de toda la semana, se prolonga la alegría pascual de la
Resurrección de Jesús, cuyo acontecimiento maravilloso conmemoramos ayer. “Durante
la Vigilia Pascual – afirmó el Pontífice – resonaron las palabras que
pronunciaron los ángeles junto a la tumba vacía de Cristo. A las mujeres que
habían ido al sepulcro al amanecer del primer día después del sábado, les
dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha
resucitado”. La Resurrección de Cristo constituye el acontecimiento más
sorprendente de la historia humana, que atestigua la victoria del Amor de Dios
sobre el pecado y sobre la muerte y da a nuestra esperanza de vida un
fundamento tan sólido como la roca.
Las
mujeres las primeras testigos de la resurrección
En
este Lunes 22 de abril, también llamado “Lunes del Ángel”, el Santo Padre dijo
que, la liturgia nos remite al sepulcro vacío de Jesús y a las mujeres, que
llenas de temor y de alegría, están yendo de prisa a llevar la noticia a los
discípulos. “Jesús – señaló el Pontífice – expulsa de sus corazones el miedo y
las anima aún más a anunciar a los hermanos lo que ha sucedido”. Todos los
Evangelios, precisó el Papa, resaltan el papel de las mujeres, María Magdalena
y las demás, como primeras testigos de la resurrección. Los hombres, asustados,
estaban encerrados en el Cenáculo. Pedro y Juan, advertidos por María
Magdalena, hacen sólo una rápida salida en la que constatan que la tumba está
abierta y vacía. Pero son las mujeres las primeras que se encuentran con el
Resucitado y las que llevan el anuncio de que Él está vivo.
¡Cristo,
mi esperanza, ha resucitado!
Antes
de concluir su alocución, el Papa Francisco dijo que con la antigua Secuencia
Pascual, en estos días repetimos: ¡Cristo, mi esperanza, ha resucitado! Y en Él
también nosotros hemos resucitado, pasando de la muerte a la vida, de la
esclavitud del pecado a la libertad del amor. “Dejémonos alcanzar, pues, por el
mensaje consolador de la Pascua y envolver por su luz gloriosa, que disipa las
tinieblas del miedo y de la tristeza. Jesús resucitado camina junto a nosotros.
Él se manifiesta a los que lo invocan y lo aman”. En primer lugar en la
oración, pero también en las alegrías sencillas vividas con fe y gratitud.
También podemos sentirlo presente compartiendo momentos de cordialidad, de
acogida, de amistad, de contemplación de la naturaleza.
Que
este día de fiesta, concluyó el Santo Padre, en el que se acostumbra disfrutar
de un poco de ocio y de gratuidad, nos ayude a experimentar la presencia de
Jesús. “Pidamos a la Virgen María poder tomar a manos llenas la paz y la
serenidad, dones del Resucitado, para compartirlos con los hermanos,
especialmente con quien tiene más necesidad de consuelo y de esperanza”.
Reina del cielo, alégrate, aleluya…
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