En la Catequesis de la
Audiencia General de hoy, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco habló
sobre los diáconos, su origen y su misión en la Iglesia. Continúa Francisco, en
sus meditaciones, siguiendo el texto de los Hechos de los Apóstoles.
Explicó el Pontífice que
existía la necesidad que "que ni la predicación del Evangelio ni la
atención a los pobres se vieran mermadas", y ante la necesidad, nace el
ministerio de los diáconos, "que devolvió la armonía entre el servicio de
la caridad y de la Palabra".
La comunidad cristiana
original acogía no sólo a judíos, sino también a griegos, y personas de otras
etnias, que traían su propia cultura y sensibilidad. En determinado momento los
griegos se quejaron por la desatención a sus viudas.
La solución se encuentra -bajo
el influjo del Espíritu Santo- en subdividir las tareas, evitando así el
descuido tanto del !"camino" del Evangelio, como el cuidado de los
miembros más pobres.
"Los Apóstoles -afirmó
Francisco- son cada vez más conscientes de que su vocación principal es la
oración y predicar la Palabra de Dios, ambas: orar y anunciar el
Evangelio". Por su parte los diáconos, fueron creados para el servicio. No
son los diáconos sacerdotes de segunda clase, sino custodios del servicio en la
Iglesia.
La murmuración
Hablando en español, el
Pontífice apuntó al mal de la murmuración, que "o sólo se encontraba
dentro de la Iglesia, sino también fuera se alzaban reproches contra los nuevos
diáconos, entre los que destacaban Felipe y Esteban. Los enemigos de este
último, no teniendo cómo atacarle, lo calumniaron y dieron falso testimonio
contra él. Este cáncer diabólico que es la murmuración, que nace de la voluntad
de destruir la reputación de una persona, agrede al cuerpo eclesial y lo daña
gravemente".
Por su parte el protomártir,
"ante el Sanedrín fue testigo de Cristo, quien ilumina toda la historia de
la salvación, y denunció la hipocresía de quienes han perseguido siempre a los
profetas enviados por Dios y crucificaron a su propio Hijo. El tribunal decretó
su muerte y, como otro Cristo, Esteban la afrontó abandonándose en las manos de
Jesús y perdonando a sus agresores".
Con información de Vatican
News