La nueva exposición temporal del
Santuario: “Vestida de Blanco”, se desarrolla en el contexto del año en el que
se celebran el centenario de la creación de la primera escultura de Nuestra
Señora de Fátima, reúne las más bellas imágenes de la Virgen María, en una
reflexión sobre la relación entre el arte y la devoción. La exposición va a
estar de puertas abiertas en el Convivium de San Agustín, en el piso inferior
de la Basílica de la Santísima Trinidad, diariamente, entre las 09:00h y las
18:00h, hasta el día 15 de octubre de 2020.
El título de la nueva exposición
proviene de la descripción de Nuestra Señora hecha por Lucía de Jesús al padre
Manuel Nunes Formigão y padre Manuel Marques dos Santos, el 8 de julio de 1924,
donde la vidente, a la pregunta sobre “cómo estaba vestida la Señora”, responde
que “estaba vestida de blanco”. Es a partir de este interrogatorio y de la idea
de un icono a escala mundial en el que se convirtió la primera escultura de
nuestra Señora de Fátima que abre el preámbulo de la exposición y de la que
derivan los restantes siete núcleos que la componen.
En el primer núcleo, ocho
esculturas de Nuestra Señora, esculpidas en Portugal y con fechas entre el
siglo XVI y la actualidad, presentan una síntesis de la figuración de la Virgen
María durante aquel periodo. En este espacio, se evidencian los cánones de
belleza femenino que los artistas fijaron en cada representación de la Virgen
María.
Se sigue, en el núcleo siguiente,
la narrativa de la imagen de la Madre de Dios, a través de representación, en
obras de arte, de los espacios y lugares más marcados de Su vida, desde su
nacimiento a su muerte y Gloria, en el Cielo, asumiéndose como centro de
lectura la Cruz de Cristo.
La plasticidad de la actualidad
asume el foco en el tercer núcleo, donde importantes artistas contemporáneos
portugueses fueron desafiados a interpretar, a partir de su estética personal,
los símbolos de la Virgen Madre.
“Las formas y los colores de
nuevas iconografías” del cuarto núcleo evidencian la innovación estética con la
que María fue mirada a los largo de los tiempos, a través de representaciones
escultóricas de Nuestra Señora de artistas como Clara Menéres y António Manuel
Soares dos Reis. El núcleo incluyó también creaciones artísticas que, por su
estética, no fueron aceptadas por los fieles, en una expresión de la tensión entre
la creación y la recepción de la obra de arte sacra.
La exposición se centra en la
Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Fátima a partir del quinto núcleo,
donde se presenta un recorrido que va desde su creación inconográfica, pasando
por el orden y fijación del modelo, su propagación por el mundo e
interpretación por los artistas plásticos. En este espacio, se presenta la
primera estampa que circuló entre la multitud de Cova de Iria, el 13 de octubre
de 1917, donde la Aparición se representa a través de una foto de la Imagen de
Nuestra Señora de la Concepción, de la Sede de Leiria, que también se encuentra
allí expuesta.
Es en el quinto núcleo donde se
encuentra una campana de cristal donde está representada, en tamaño real, una
foto con la Imagen de Nuestra Señora de Fátima que se venera en la Capilla de
las Apariciones. Es en este espacio donde, en la tarde del 13 de junio de 2020,
fecha en la que se señala la llegada de la Imagen en el Santuario, los
visitantes tendrán la oportunidad de admirar, de cerca, la escultura que es uno
de los más importantes iconos marianos actuales del catolicismo.
El penúltimo núcleo presenta, a
través de diferentes representaciones de la Virgen María, la Imagen de Nuestra
Señora de Fátima como paradigma de la discusión acerca del diálogo entre el
arte antiguo y el arte contemporáneo.
En conclusión, son revelados los
mitos, desafíos y la herencia de la Imagen. En este punto, son mostrados los
cuidados de conservación de la escultura y demostrando que el vigor de la
escultura creada en 1920 reside, sobre todo, en la efectividad de hacer
realidad imágenes que interesan al mundo, incluida la imagen nupcial, de la
realeza, de la protección materna y de la paz.
En la penúltima instalación de la
exposición, enfrente a una maqueta de la escultura de Nuestra Señora de los
Pastores, el visitante es invitado a experimentar sensorialmente la afirmación
que el Papa Francisco profirió en la homilía en Cova de Iria el 13 de mayo de
2017 de que Fátima es un “manto de Luz”, a través de la proyección de la cara
en la túnica de la modelo.
Con esta nueva exposición, el
Santuario de Fátima asume el lenguaje de la cultura de los museos y la vía de
la belleza como una de las formas de transmisión de los contenidos del mensaje
de Fátima y de su historia.
Sobre la primera Imagen de
Nuestra Señora de Fátima
La escultura de Nuestra Señora
del Rosario de Fátima que se venera en la Capilla de las Apariciones fue
encomendada en 1919 por un devoto de Torres Novas, Gilberto Fernandes dos
Santos, a la Casa Fânzeres, de Braga, respondiendo al deseo de los peregrinos
de tener, además de la Capelinha, una imagen que pudiesen identificar como la
de la “Señora envuelta en luz” que apareció a los tres Pastorcitos en 1917.
Obra del santero José Ferreira
Thedim, inspirada en una imagen de Nuestra Señora de Lapa, venerada en Ponte de
Lima, la Imagen fue “modelada y ejecutada conforme al relato de las videntes”,
tal y como le fue transmitido por el canónigo Manuel Formigão. No se benefició,
por tanto, del testimonio directo de Lucía, Francisco y Jacinta.
Con 1,04 metros de altura, la
escultura fue producida en cedro del Brasil, quedando a cargo de la Casa
Teixeira Fânzeres, de Braga, la aplicación de policromado y de dorados.
La Imagen fue bendecida el 13 de
mayo de 1920 por el párroco de Fátima, padre Manuel Marques Ferreira, en la
Iglesia Parroquial, y ha sido llevada para la Capilla de las Apariciones el 13
de junio de ese año.
Durante la noche, la Imagen era
recogida por la celadora Maria Carreira -conocida por Maria de la Capelinha-,
razón por la cual resultó ilesa al atentado del 6 de marzo de 1922, que
destruyó parcialmente la Capelinha.
La Imagen, que fue solemnemente
coronada por el Legado Pontificio, el cardenal Aloisi Masella, el 13 de mayo de
1946, fue restaurada por su autor en 1951 y desde entonces ha sido retocada
varias veces.
Desde mayo de 1982, con la
renovación de la Capilla de las Apariciones en el momento de la primera visita
de Juan Pablo II, la Imagen se encuentra en el exterior de la Capelinha en una
peana que señala el lugar exacto donde se encontraba la encina (sin embargo
desaparecida por acción de los devotos) sobre la cual Nuestra Señora apareció a
los tres Pastorcitos.
Protegida por una campana de cristal
a prueba de bala, la Imagen era recogida al final del día, pocos minutos antes
de media noche, para el interior de la Capelinha, por una cuestión de
seguridad, regresando a aquel lugar en la mañana siguiente.
Esa práctica fue abandonada desde
que, en 2009, el Santuario de Fátima pasó a transmitir en internet, 24 horas al
día, imágenes de la Capelinha, captadas por una cámara direccionada hacia la
Imagen. Desde entonces, la escultura que representa a Nuestra Señora de Fátima
está permanentemente a la vista de todos, no solo de Cova de Iria, sino de todo
el mundo, a través de la divulgación de las imágenes vía internet.