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La práctica del Vía Crucis da
Indulgencia Plenaria durante la Cuaresma / Foto: Carlos Daniel por Cathopic.
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El tiempo de Cuaresma, que
comenzó el 26 de febrero con el Miércoles de Ceniza, es tiempo de conversión y
un llamado a incrementar la práctica de la oración, el ayuno y la limosna; pero
también es ocasión propicia para recibir la Indulgencia Plenaria. De acuerdo
con el Manual de Indulgencias ‘Enchiridion Indulgentarium' de la Penitenciaría
Apostólica, la indulgencia "es la remisión ante Dios de la pena temporal
por los pecados ya borrados en cuanto a la culpa, que el fiel cristiano,
debidamente dispuesto y cumpliendo unas ciertas y determinadas condiciones,
consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la
redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de
Cristo y de los santos".
La Indulgencia puede ser parcial o plenaria,
es decir, libra en parte o en todo la pena temporal de los pecados; y se puede
aplicar para sí mismos o para los fieles difuntos, no para otras personas que
aún están vivas.
La Indulgencia plenaria sólo
se puede ganar una vez al día y es necesario que el fiel excluya todo afecto al
pecado, incluso venial, y el cumplimiento de tres condiciones: acercarse al
Sacramento de la Reconciliación, la comunión eucarística y orar por las
intenciones del Santo Padre.
Con una sola confesión
sacramental se pueden ganar varias indulgencias plenarias. Y ¿Cómo se obtienen
estas gracias en Cuaresma? Durante los cuarenta días camino hacia la Pascua de
Resurrección hay seis maneras de "sacar provecho" al don de las
indulgencias, si se realiza lo siguiente: La práctica del Vía Crucis cada
viernes de Cuaresma A través del Vía Crucis se hace presente y se actualizan
los sufrimientos que vivió Jesús en el camino desde el pretorio de Pilato,
donde se le condenó a muerte, hasta el Monte Calvario, lugar en el cual dio la
vida por la salvación de los hombres Para recibir la Indulgencia es necesario
que la oración piadosa del Vía Crucis se realice ante las estaciones
legítimamente establecidas, es decir, se requieren 14 cruces a las que se les
suele añadir imágenes que representan las estaciones de Jerusalén, y a las que
se les incluye meditaciones piadosas y oraciones vocales.
Si la meditación del Vía Crucis se hace de
manera pública, se requiere el paso de una estación a otra. Aunque si el
desplazamiento no lo pueden efectuar todos, solo basta con que quien dirige el
ejercicio se traslade de estación en estación. Adoración del Santísimo
Sacramento por espacio de media hora El fiel cristiano también puede ganar la
Indulgencia Plenaria si hace adoración ante el Santísimo Sacramento durante al
menos media hora.
La Indulgencia es parcial si
la visita es menor a ese tiempo, y siempre y cuando se acerque a Jesús
sacramentado con la intención de adorarlo. Rezar el Rosario en familia o en
comunidad Otra de las maneras de obtener Indulgencia Plenaria durante la
Cuaresma, y también en otros tiempos litúrgicos, es recitando el Santo Rosario.
De acuerdo con el Manual de Indulgencias, los fieles pueden ganar la
Indulgencia Plenaria si recitan el Rosario en una iglesia u oratorio, en familia,
o en comunidad religiosa, así como en una asociación de fieles. La indulgencia
será parcial si la oración mariana se hace fuera de estas circunstancias.
Lectura de las Sagradas Escrituras por espacio de media hora Los fieles,
igualmente, pueden recibir la Indulgencia Plenaria si leen y meditan las
Sagradas Escrituras por lo menos por espacio de media hora. La Indulgencia será
parcial si el fiel cristiano lee la Sagrada Escritura con la veneración debida
a la Palabra de Dios y como fuente de lectura espiritual en menos de ese
tiempo.
La Adoración de la Santa Cruz Aunque forme
parte del Viernes Santo, asimismo se concede Indulgencia Plenaria al fiel
cristiano que este día medite la Pasión y Muerte de Nuestro Señor adorando
piadosamente la cruz en la solemne acción litúrgica. Orar ante la Cruz:
"Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús" Además hay Indulgencia Plenaria
para los fieles que recen piadosamente la oración "Mírame, oh bueno y
dulcísimo Jesús" ante la imagen de Jesús Crucificado tras la comunión
cualquier viernes de Cuaresma.
La Indulgencia es parcial si
se reza los demás días del año. Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús: en tu
presencia me postro de rodillas, y con el mayor fervor de mi alma te pido y
suplico que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y
caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme;
mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco
llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía en tus labios
acerca de ti: "Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis
huesos" (Sal 21 (22), 17-18).
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