Los Obispos que conforman la
Conferencia Episcopal de Honduras, han enviado el pasado 16 de abril un mensaje
de esperanza, pero al mismo tiempo con mucho peso para la sociedad. Las
exigencias que se plantean son claras en medio de esta situación que viven y
que ya tiene más de un mes de mantener a los hondureños y la economía nacional,
confinada desde casa.
La palabra solidaridad resalta
en el mensaje, sobre todo en estos momentos donde el fantasma de los despidos
laborales merodea y que más adelante podrían engrosar las frías estadísticas de
la pobreza en el país centroamericano.
Por otra parte, llaman a los
hondureños a “pensar cívicamente a respetar los protocolos y medidas de
bioseguridad, ya que con esto protegemos la vida propia y la de los que nos
rodea”. Han recordado también que “no hay que mirar con ojos de desprecio a los
que están contaminados con esta enfermedad”, haciendo referencias a los
pacientes positivos del COVID-19.
Los líderes de la Iglesia en
Honduras insisten en que “en este tiempo donde recordamos la resurrección del
Señor, debemos de dejar de lado las palabras: Indiferencia, egoísmo, división y
olvido, porque consideran que solo salen a la luz cuando el miedo y la muerte
se apodera de la mente del pueblo”.
Invitan a no confirmarnos con
volver a la “normalidad” porque eso “significaría que deberíamos aceptar la
violencia, injusticia, pobreza, corrupción, violación de las leyes y la
Constitución ya que califican todo esto como el verdadero virus que nos
empobrece y nos destruye como sociedad”.
Resuena también la palabra
esperanza e invitan a los diferentes sectores sociales a “aportar verdaderas
soluciones creativas y generosas que nos lleven a salir de la crisis. Que este
reiniciar la vida del pueblo hondureño no lo decidan unos pocos, sino entre
todos, porque la victoria debe de ser de todos” puntualiza el mensaje.
El episcopado hondureño
reconoce la labor que hacen los médicos, los laboratoristas, enfermeros,
enfermeras, aseadoras, policías que exponen sus vidas a diario, pero también
exigen que se les brinden las medidas de bioseguridad porque no pueden “con las
uñas” combatir.
Finalmente invitan a los
fieles a “acrecentar su fe y su confianza en el Señor, para repensar mucho de
nuestro camino y para avanzar hacia lo novedoso, en la búsqueda de lo que el
Espíritu dice a la Iglesia y a nuestro mundo”.
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