Eran aproximadamente las 2:30
minutos de la tarde del 14 de junio del año 2018, Nicaragua vivía un paro
nacional. León, la ciudad que muchos años había vivido en calma social y había
sido categorizada como “controlada por el sandinismo”, era una de las principales
ciudades que mostraba su inconformidad junto a sus estudiantes universitarios y
población en general.
Desde abril, el país se
encontraba convulsionado exigiendo un cambio político tras una década de orteguismo
en el poder, y esa tarde, una trágica noticia en redes sociales haría navegar
entre sentimientos a la ciudad. Sandor Dolmus, un joven que servía de
monaguillo en la Catedral de León, había sido asesinado cerca de su casa por
paramilitares que asediaban a la población leonesa, dejando así, el recuerdo vivo
entre amigos, del joven inquieto, servicial, deseoso por estudiar fotografía y
ser sacerdote.
La noticia conmovió al país y
medios internacionales reportaron el hecho, organismos de Derechos Humanos como
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos -CENIDH- lo reportó en su informe del 16 de mayo del 2018.
Un gran dolor embarga a muchas
familias nicaragüenses que durante el conflicto social y político perdieron a
un ser querido, otros quedaron heridos y afectados de por vida, familias
desunidas y una gran polarización que en ver de unir a un pueblo mas bien lo
desune y divide cada día.
Luego del horrendo acto de
profanación durante la Eucaristía de aniversario de muerte de Sandor Dolmus en
la Catedral de León, en este segundo aniversario de su partida a la casa del
Padre, lo recordamos con su publicación que horas antes de ser asesinado por un
paramilitar publicaría en su Facebook personal: “Señor Jesús te pongo en tus
manos tu país Nicaragua especial a León no lo desampares Mándanos paz. nunca he
oído que tu desamparas a alguien ayuda a tu León ayúdanos a vencer el mal”.
Y a todo pulmón gritamos
¡Sandor Dolmus!
¡PRESENTE, PRESENTE, PRESENTE!
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