Nació
en 1542, en Fontiveros, un pequeño pueblo de Ávila, aquí se dedicaban a la
agricultura y ganadería. Además, manejaban una pequeña industria de telares.
Nuestro querido Juan es el segundo de los tres hijos de Gonzalo de Yepes y
Catalina Álvarez, quienes eran tejedores.
Lamentablemente
mueren su padre y el segundo de sus hermanos. Esto, muy probablemente pasó como
consecuencia de la crisis que hubo en Castilla por los años cuarenta del siglo
XVI. La madre de Juan pide ayuda a ciertos parientes, pero no consigue nada y
entonces se trasladan a Arévalo, ahí permanecieron unos cuatro años.
Posteriormente, en 1551, se establecen en Medina del Campo. Si el pueblo te
sonó conocido al apellido de algún otro santo, ¡atinaste! Juan se encuentra con
santa Teresa de Jesús y la acompaña con su fundación.
No hay
mal que por bien no venga
Lamentablemente
Juan encerrado en una oscura y angosta celda durante más de ocho meses. Pero
esto no detiene su amor, ni su fervor, sino lo aumenta. En un estado de
abandono total, que a otros habría llevado a la locura, Juan de la Cruz escribe
una grandísima poesía de amor: las primeras 31 estrofas del Cántico Espiritual
(el denominado protocántico), a la vez que los Romances.
¿Qué es
lo más loco que has hecho por tu enamorado o enamorada?
Y yo
te pregunto ¿A ti qué situaciones te han hecho enamorarte más de Dios? o si aun
no empiezas a enamorarte ¿Qué situaciones crees que te llevarían a escribir
algo como lo siguiente?
Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
En mí yo no vivo ya,
y sin Dios vivir no puedo;
pues sin él y sin mí quedo,
este vivir ¿qué será?
Mil muertes se me hará,
pues mi misma vida espero,
muriendo porque no muero.
Si
alguna vez has estado enamorado o enamorada, seguro entenderás a San Juan de La
Cruz. Tal vez no has escrito nada así, pero has sentido que no puedes vivir sin
esa persona. Y es que estos poemas te invitan a que vivas enamorado de Dios
porque:
Esta vida que yo vivo
es privación de vivir;
y así, es continuo morir
hasta que viva contigo.
Oye, mi Dios, lo que digo:
que esta vida no la quiero,
que muero porque no muero.
Lo que
si te aseguro es que esta vida sin Dios es una vida incompleta, una vida a la
que siempre le falta algo. Por más éxito que tengas en los negocios, en la
escuela, en el amor, en tu corazón siempre habrá un espacio que solo llenará
Dios.
Estando ausente de ti
¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí,
pues de suerte persevero,
que muero, porque no muero.
¿Ves
tu vida sin Dios en este preciso momento?
Solo
me queda hacerte la invitación nuevamente para que vivas enamorado de Dios, que
lo visites, que hables con El. Frecuenta los sacramentos, haz todo el bien que
puedas y toma como ejemplo a San Juan de la Cruz para que aprendas cómo es
vivir enamorado de nuestro Dios. En el siguiente link encontrarás el proverbial
santo que contiende muchos poemas que tenemos en la iglesia: http://www.sanjuandelacruz.com/
¡Sácame de aquesta muerte
mi Dios, y dame la vida;
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte;
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero,
que muero porque no muero.
Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida,
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡Oh mi Dios!, ¿cuándo será
cuando yo diga de vero:
vivo ya porque no muero?
Por
Humberto Alonso Nieto
0 Comentarios